8 nov 2011

No tengo palabras.. sinceramente.. me siento vacía...es mas,no tengo ni ganas de escribir. Es raro... Cuando ni siquiera tienes ganas de hacer lo que estas acostumbrada a hacer cuando te quieres desahogar... ¿que le están pasando a mis fuerzas? Seguro que si me hubieran preguntado hace dos semanas hubiera gritado que me comía el mundo, que a tu mano me agarraría aun así no quisieses y la apretaría fuerte para que no pudieses soltarte de ella, que me volvería tan pesada como estaba acostumbrada a ser cuando me apetecía, esa pesadez espontanea que me salia cuando quería pasar unos cuantos minutos más a tu lado y, ahora... Ni siquiera puedo contener mis lágrimas al recordar lo que escribo, no se que me esta pasando la verdad, estoy más sensible y desganada que nunca pero a la vez siento que tengo unas fuerzas que jamas he tenido,ni siquiera se de donde las saco, es como si esta vez hubiera aprendido la lección de que lo difícil no es ganar si no saber perder... y yo he aprendido a perder como nunca. 


Si, lo se, he perdido y me da igual, parece mentira que yo esté diciendo esto... yo que siempre he dicho que "consigo lo que me propongo", me da igual porque no se puede ganar siempre y no todo le puede gustar a todo el mundo, las cosas no pueden salir siempre como esperas que salgan, ni ser tan bonitas como deseas, serian demasiado perfectas... pero cuando para ti la perfección es lo que tienes.. con todos sus defectos, puedes decir que eres feliz de verdad o que al menos... lo has sido. Para mi eras la imperfección más perfecta, con todos tus defectos mas que perfectos y tus dulces errores, cada pequeña parte de ti era más que perfecta para mi y como lo imperfecto es lo que hace que todo sea más que perfecto... digamos que aquello que vivimos con todos nuestros errores, nuestras dudas, nuestras malas virtudes y nuestros pequeños defectos, con mas de una palabra mal dicha y mil gestos reprochables, con ese bocado directo a la boca que daba a parar a la barbilla y esa caricia dirigida a la cara que acababa en el ojo. Cada imperfección conformaban en mi el sentimiento mas perfecto, la sensación mas maravillosa de todas y me daba el don de improvisar cada suceso de nuestra historia, simplemente digamos, que con todos esos malditos defectos que me mataban yo era la más feliz del mundo y que, por tanto, lo que vivimos no superaba la perfección ni era idealmente imperfecto, en lo que vivimos no existía lo perfecto ni lo imperfecto, simplemente existíamos tu y yo y tú... ibas mucho más aya de todo eso.


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